PROGRAMATE TU

Domina tu mente. Construye tu identidad.

La espiritualidad no justifica tu narcisismo

Vivimos en una era donde la espiritualidad se ha convertido en una simple estética de Instagram, ¿o sólo nos lo parece a nosotros?

Lo que siempre fue un camino profundo de introspección, humildad y transformación, hoy se ha convertido en frases prefabricadas, cursos online y retiros de fin de semana. Pero lo más alarmante no es eso, sino es ver cómo los discursos de la «nueva espiritualidad» están siendo usados como excusa para llevar a cabo comportamientos profundamente tóxicos, e incluso narcisistas.

Porque no, la espiritualidad no justifica tu narcisismo. Y puede que esto suene a una moda más, a «vamos a arremeter contra el narcisista para que la gente se nos una» pero no es así. Es nuestra forma de plasmar el deterioro de valores humanos que estamos sufriendo, y que muchos aplauden.

La excusa perfecta

En muchas situaciones actuales, propias o ajenas, todos y todas podemos observar cómo individuos con claros patrones de manipulación emocional, falta de empatía y conductas egocéntricas se refugian en el discurso espiritual para evitar la confrontación con sus propias sombras. Han aprendido un nuevo lenguaje, aquel donde se habla de energías, de vibraciones, de traumas pasados, del “despertar de conciencia”, y un largo etc. Lo usan una y otra vez pero, lejos de ser una herramienta de conexión con el otro, lo convierten en un arma para justificar actos injustificables.

Hablemos claro: en estos casos, estas personas no dejan de ser individuos con una marcada necesidad de control, admiración y poder que encuentran en la espiritualidad moderna su excusa perfecta. Es un mundo sin límites ni juicios (aparentemente), donde todo puede explicarse por “tu energía”, por “tu vibración” o por “tu nivel de conciencia”. Ellos lo saben, y obviamente, lo usan.

Y lo más grave es que este discurso no sólo se vuelve aceptable sino que se aplaude, se comparte, se vende. Se monetiza el desapego, se romantiza el corte de vínculos, se glorifica la frialdad emocional, y todo aquello que sea no hacerse responsable de los sentimientos ajenos. Y así es como gente rota termina rompiendo a otros con total impunidad, sintiéndose iluminada mientras daña. Creyendo que su dolor los convirtió en gurús cuando apenas han aprendido a esconderlo.

Las frases más dolorosas

Y aquí es donde realmente llega lo triste. Ver cómo poco a poco una persona destruye moral y emocionalmente a otra persona, como una hormiguita, sin ruido, sin catástrofes, sin llamar la atención, y sobretodo, sin poder ser juzgado porque espiritualmente «ha evolucionado». ¿Y cómo es esto posible? Pongámonos en contexto.

Existen personas que DE VERDAD no guardan maldad en sus corazones. Son personas nobles, amables, respetuosas y trabajadoras. Personas que podrían dar la vida por un ser querido si fuera necesario, y justo esa es la víctima perfecta. ¿Por qué? Porque te ama y ese siempre será su único defecto.

Y sí, es cierto, y pasa, y nos enfrentamos a frases como:

  • «Mi hijo se porta mal porque tiene traumas de vidas pasadas. No puedo hacer nada, con el tiempo sanará»
  • «Te fui infiel porque no me sentía querido/a»
  • «Colgué esa foto con mi amante porque pensé que nunca te enterarías»
  • «No podía atender tus sentimientos porque tenía que cuidar mi energía»
  • «Tu ser superior ya me ha perdonado, lo vi mientras meditaba. Solo queda que me perdones tú»
  • «El amor no existe, es un apego. Yo ya lo solté porque evolucioné, tu deberías hacer lo mismo»
  • «No te enfermes porque entonces voy a sufrir yo»

Basta con analizarlas un poco para darse cuenta que todas y cada una de ellas son una manipulación para evadir responsabilidades, sean cuales sean. Desde el padre/madre que no se encarga de la educación de su hijo hasta la pareja infiel que no reconoce su culpa, entre otros muchos perfiles.

Entonces vienen las preguntas… ¿Qué estamos haciendo? ¿Desde cuándo el dolor ajeno ha dejado de importar? ¿Desde cuándo el amor, la empatía o la fidelidad se volvieron «involución»? Eso no es crecimiento espiritual. Eso es desconexión. Es usar una falsa evolución como excusa para no sentir, para no estar, para no responsabilizarse. Es usar teorías espirituales como murallas emocionales para no vincularse con nadie.

El doble filo del empoderamiento

Por supuesto, no podíamos no mencionar el empoderamiento porque ¿realmente lo estamos haciendo bien?

Frases como “haz lo que te haga feliz, aunque lastimes a otros” o “tu paz es más importante que cualquier relación” se lanzan al mundo como si todos fueran capaces de entenderlos sanamente, sin pensar que, muchas veces, quien los escucha no es una víctima en busca de fuerza… sino un manipulador en busca de excusas.

Nadie parece hablar de esto pero ¿te has parado a pensar lo siguiente?: los pacientes de psicología realmente son las víctimas de aquellos que no supieron relacionarse de una forma sana. Es decir, tratamos a la consecuencia, pero no tratamos al problema.

Entonces, dicho esto, ¿a quién estamos empoderando cuando difundimos esos mensajes? ¿A quién estamos entregando herramientas que pueden convertirse en armas psicológicas? El empoderamiento mal dirigido no libera: convierte a malas personas en peores versiones de si mismos.

Es urgente (a la par que necesario) que quienes difundimos mensajes de crecimiento personal, espiritualidad y sanación asumamos una responsabilidad ética. Y este es nuestro primer paso. No queremos llegar a aquellos que usarían este mensaje para dañar a personas que no lo merecen. Y está bien protegerte, pero ¿si todos actuáramos de forma responsable con nuestro alrededor tendrías que protegerte de algo?

La verdadera espiritualidad no te hace invencible. Te hace más humano. No te separa del dolor del otro, te lo revela. No te desconecta de lo que duele, te enseña a sostenerlo con dignidad. No es un refugio para esconder tu ego, es un espejo brutal que te obliga a enfrentarlo.

Por eso, y para terminar, desde PROGRAMATE TU, queremos reivindicar que no todo está justificado por la espiritualidad. Que hay malas personas que debes alejar de tu vida PERO debes auto-examinarte y ver primero si esa mala persona eres tú.

Por favor, a ti que nos estás leyendo, te pedimos simplemente que antes de hacer o decir algo te preguntes si te gustaría que te pasara a ti. Quizás así, y solo así, entiendas el daño que puedas llegar a hacer y tomes una mejor decisión.


Si este contenido te ha parecido útil o interesante, te invitamos a compartirlo en tus redes. Quizá alguien más lo necesite hoy.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *